viernes, 11 de abril de 2008

One, docena, tricota, Ford Falcon !!!...

Y así empezaban los míticos conciertos de rock de la banda porteña de principios de los setentas Pescado Rabioso. Esta banda tenía la particularidad de congregar un sonido muy ciudadano, a la vez con una clara influencia de la banda británica Led Zeppelin y un estilo poético en sus letras muy surrealista, tan típico de su lider el "flaken" Spinetta.
La banda formaba con Black Amaya atrás, en la bateria, en la defensa tenemos al bajista y cantante bocón Frascino quien tiene su suplente, el cantante y compositor David Lebon, en el medio están los teclados de Carlos Cutaia y como delantero el guitarrista y cantante Luis Alberto.
Su debut será en 1972 con el "rabioso" y crudo disco "Desatormentándonos" donde la base rockera setentosa pentatónica, el machaque violero de temas como "Algo flota en la laguna" y la lisergia de temas como "La serpiente" y "El jardinero" conviven con la crudeza despechada de "Blues de Cris" (un tema de ruptura amorosa) y la triste y melodiosa "Dulce 3 nocturno".
Los bises (depende la edición del cd) completarán este verdadero disco de hard rock de la década de oro del rock. La canción en la que un ser etéreo extrana la vida en "Post-crucificción",
la cantada por Lebon y versionada por Divididos "Despiertate nena" y la villera y escatológica "Me gusta ese tajo" (el tema menos poético y mas cabeza del flaco para demostrar que él también puede hacer eso).
El segundo disco es grabado a finales del '72 y se llama "Pescado 2". Se edita en '73 y es un disco excelente y quizás uno de los mejores discos del rock nacional e inter. Acá ya no está Bocón y si David quien aportará su primer tema como compositor "Mañana o pasado", y el disco desde su comienzo con esos compases guturales marcados por Luis y David pasando por los temas del alba con sus climas raros hasta temas como madre selva vemos una banda que en un año creció, maduró y envejeció. Otras canciones como la "natesca" Peteribi y la épica
Cristalida como la super rockera Pequeño ser muestran a una banda super potente y creativa.
Pero son canciones como Como el viento voy a ver, Mi espíritu se fué, Credulidad y La cereza del zar, hacen de este disco doble un verdadero clásico y le aportan una dosis de encanto y hermosura muy pocas veces lograda por estos parajes con melodías que vibran en el alma de por vida. Nada raro viniendo de este personaje llamado Spinetta quién luego de este disco crearía esa obra maestra que fué el disco Artaud. Pero esa es otra historia y merece ser contada otro día con una entreda especial aparte.

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