Lunes 10/2/2025
El lunes amanecí cagado de frío, como casi siempre. Fuí al baño y luego a cargar el celu, que todo el tiempo se queda sin batería. Después de matear con galletitas, me fuí a caminar por la Ruta 40 en busca de la Cascada del León. Evidentemente me perdí porque nunca la encontré. Al parecer agarré para otro lado... Me fuí a una parte de la playa del Futalaufquen bien alejada y me puse a leer a Thoreau. Escribí esto:
Estoy sentado frente al lago Futalaufquen ¿Nombre Mapuche? Hace frío y el día se nubla y despeja de forma intermitente. Un enorme arco iris surca el cielo y pienso que la belleza que observa parece irreal, como si me costara encontrarle algún sentido. Un leve llovizna cubre mi curtido rostro por el sol.
El viento sopla de a momentos y luego se va, haciendo mutis por el foro. Estoy sentado en un tronco, leyendo Walden y ni el mismísimo Thoreau podría superar con su laguna la grandiosidad y magnificencia de la que soy testigo ahora, frente a este lago patagónico.
Estoy solo, nadie hay a kilómetros a la redonda. Es un moento de absoluta paz y silencio. Solo se oyen las chapuceras olas del frío lago sureño.
Ya es de mediodía, sigue nublado y medio fresco. Tengo que esperar aún cuatro horas más para poder tomarme el bus rumbo nuevamente a los Maitenes again. Seguiré con Thoreau y Bodoc...
A eso de las seis menos cuarto me fuí a esperar a la ruta y luego de cuarenta minutos llegó finalmente el bondi. Arribé a los Maitenes a eso de las siete de la tarde y se acordaban de mí. Hace una semana estaba allí. Como no tenían bolsa de dormir para alquilarme, y dado que estaba anunciado una importante baja de temperatura para la noche, acepté una oferta difícil de rechazar (como si con el mismísimo Padrino hubiera hablado).
Una promo de dos noches para dormir en un domo (una especie de híbrido entre carpa y cabaña enorme de metal y goma, con puertita y llaves, más una mullida cama con colcha eléctrica). Una vez instalado ahí me fuí a bañar y luego a buscar leña. Esta vez no me costó encontrar abundante cantidad y de diverso tamaño. A la noche me hice un arroz y al final, dormí como un bebé, aunque el frío arreció igual por la madrugada.
Martes 11/2/2025
Hpy desperté y hacía mucho pero mucho frío. La temperatura bajó bastante. Espero que hayan podido detener esos incendios más al norte. Desayuné mate con chocolinas y me fuí a caminar. Hace una semana exacta estaba en el mismo lugar, sólo que ahora duermo en domo y dejé la carpa por el resto de mis vacaciones. La verdad que es muy sacrificado dormir en una carpa solo donde entran cuatro, sin buena bolsa de dormir o calor humano. Además, ahora hace más frío y hay muchas menos gente en el predio. No entiendo si todos ya volvieron a sus hogares o es que el frío los alejó, o el tema de los incendios... La cuestión es que muy poca gente vino pal` sur. Pienso que estan todos hacinados en Brasil por el tema del cambio favorable. Que les aproveche, yo ya fuí para esos pagos y es muy lindo, pero me quedo con la Patagonia. Estoy en el sur, poniendo el pecho a la bala y estoy contento por eso.
El día fue de bien a mejor. Dormí siesta, salí a buscar leña y leí como loco, después me compré un heladito y luego matear, siempre matear. Me hice la reserva para un hostal en Esquel para la noche del miércoles, antes de volver a Buenos Aires el jueves a la mañana. Escribí esto:
El encanto de recoger leña
Redescubrí lo maravilloso de juntar leña en el bosque para poder hacerte el fuego. Puede ser para desayunar, almorzar, cenar o simplemente calentarse un cacho.
Aquí, en las salvajes y paganas tierras lejanas del sur Patagónico, los hombres de ciudad reconectamos con un pasado primal, de superviencia diaria. Vivimos felices el día a día.
El placer de buscar ramas, ramitas y ramotas, secas y no tanto, hojas y yesca para tu propio fuego es un juego de niños al que gustoso me entrego.
Me hice la cena temprano y luego salí a ver la luna llena. El cielo es, simplemente, algo fantástico, como de otro planeta (valga la redundancia). Es como mirar por una ventana al universo y hay que tener cojones para bancarse mirar al infinito. Una maravilla total e indescriptible porder mirar el universo en su máxima expresión. En la ciudad nos tenemos que conformar con ver un par de estrellas perdidas entre tanta luminosidad artificial.
Día calmo, me crucé en la noche con una liebre que ya había visto corretenado de día. Todo muy hermoso, libre y natural.
Miércoles 12/2/2025
Me desperté temprano, como todos los días, quizás me estoy volviendo finalmente viejo. Pero en general es por el frío que, aunque esté en cama y tapado, no deja de azotarme la cara. El frío te cala los huesos y arranca a eso de las 4 am y hasta las 9 no ceja en su empeño. En verano, en invierno ni me imagino como será.
Limpié todo el domo y entregué la llave. El tipo, porfiado, fué a verificar que todo el domo esté en orden. Le dejé mis petates en la proveeduría y me fuí nuevamente a hacer tiempo. Eran las 10 de la mañana y otra vez tenía que esperar al colectivo del Parque de Los Alerces y sus horarios a tras mano. Hasta al menos las seis de la tarde tenía que hacer algo. Por eso decidí volver a hacer el sendero que lleva a Puerto Limonao. Luego de que me zampara un sanguche de jamón crudo y queso y que me acosaran los bichos más insoportables del sur, hablo de las avispas chaqueta amarilla, arranqué la ardua caminata.
Sinceramente, para esta altura del viaje ya no me quedaba nafta. Llegué hiper muerto y cansado al susodicho puerto. Allí me fuí a caminar por los alrededores, conocí el Hotel Futalaufquen y luego volví a la playita donde había un puesto de comidas rápidas. Me compré una porción de papafritas y una cerveza. Luego me fuí a la playita a leer y me quedé frito.
Al despertar volví a mis lecturas y terminé de leer la novela Los días del venado de la Bodoc. Excelente libro, ideal para leer por esos parajes, bien escrito y atrapante. Le puse 9 Carminskis. A la vuelta, salí con tiempo para hacer el sendero despacio, sin matarme, pero de todos modos me costó. Sobre todo las últimas subidas. En el camping hice un poquito más de tiempo. El día estaba soleado y hermoso. Luego me fuí a buscar mis petates, me despedí de los Maitenes y fuí caminando tranquilo por la ruta hasta la parada del bus esquelino.
Cuando llegué a Esquel me tomé un taxi para que me llevara hasta el hotel que por allí había reservado. Una vez frente a lo que parecía una gran casona, me cansé de tocar el timbre y nada. Parecía un lugar abandonado. Tuve un toque de miedo y paranoia, bien típico de porteño culeau. Le escribí al sujeto que me había whatsapeado y me dió indicaciones para entrar en el domicilio. Una clave para abrir una cajita donde se guardaba una llave. Una vez dentro mis temores se evaporaron de inmediato. El lugar estaba muy bien, y mi cuarto me esparaba escaleras arriba. Tenía una cocina enorme compartida y el baño estaba bárbaro. Como estaba cansado de bañarme en los campings lo primero que hice fue darme una buena ducha. En eso llegaron algunos huéspedes. Una parejita de jovencitos franceses que no parecían dominar mucho nuestro idioma. Al principio me parecieron fríos y antipáticos. Mientras me bañaba silvé a todo volumen la canción de apertura de Cocomiel. Solo para joder un cachito. En eso llegó el hombre encargado del lugar y hermano del que me llamó por teléfono. Resultó ser un macanudo total y me recomendó ir a cenar a un lugar de Esquel donde se come bárbaro, me dijo. Le hice caso, aunque ya me quedaba muy poca plata. El lugar era medio coqueto pero me pedí unas pastas, sorrentinos a los hongos con salsa patagónica. Estuvo delicioso... Luego me volví vivoreando, me fumé un puccini y luego, justo que pensaba... en vos nena... caí muerto.
Jueves 13/2/2025
Desperté a las 8 am y me fuí a desayunar a la cocina. Abrí el frasco de mermelada de sauco que había comprado en los Maitenes y me zampé aquello en unas galletitas más un té negro. Una delicia la merme... En eso apareció la chica francesa y le saqué conversación. Al final resultó muy simpática y hablaba bastante bien el español. Era una flaca alta y morena, muy bella y copada.
Luego hizo acto de presencia su novio, y hablaban entre ellos. La chica me miraba de soslayo, como si le llamara la atención. Les convidé de mi mermelada y sus ojos se pusieron de colores. Luego se fueron a hacer dedo en la ruta. Yo me fuí a preparar mis cosas mientras puse en youtube el unplugged del flaco. Había otra pareja de franceses pero estos si no eran macanudos, cerrados en su mundo no daban bola a nadie y hablaban un francés en su cuarto con la puerta abierta.
Una vez que a las 11 me pasó a buscar el taxi, me encaminé al aeropuerto de Esquel que está en las afueras. Allí los vi parados a la primera parejita de franceses que tenían la pretención de llegar al norte del país a dedo, y de ahí a Chile, Perú y luego Colombia. Ojalá les vaya bien. En el aeropuerto casi no me dejan despachar mi mochilota, pero al final me dijeron que por "cortesía" me dejaban pasar. El viaje en avión se me hizo denso y aburrido, aunque solo fueron dos horas.
De nuevo en Buenos Aires sentí el choque con el calor y la locura citadina. Para colmo, por poco no me alcanzaba para volver en taxi y me tuve que volver en el 160 que se fue llenando cada vez más. Cuando me tenía que bajar, no me podía mover y yo con mis petates de viajero. Una señora me codeaba y la reté, me dijo que la apoyaba. Nos bardeamos un rato hasta que me pude bajar. El resto de las personas ni se inmutaban, acostumbrados a las peleas entre pasajeros en bondis llenos y días de calor. Por adentro odié haber vuelto. Welcome to the jungle, pensé...
FIN
No hay comentarios:
Publicar un comentario