sábado, 29 de marzo de 2014

poema nocturno

La noche esta calma.
Solo se escucha el leve chirrido del toldo que mueve suavemente el viento.
La gata me mira con cara graciosa desde su comodidad romana en el suelo.
Los gatos son sagrados para los egipcios.
Se cortó la luz durante cinco minutos y la oscuridad fue la eternidad.
Dependemos de la electricidad y a veces del sol.
Luminosos seres somos, no esta cruda materia.
No comprendo los enlaces, las soledades, los llantos.
Todo para mi remite a otra cosa que no sabemos calificar.
Los sábados a la noche a veces son desoladores, pero entretenemos nuestro espíritu con el silencio de las cosas.
Las cosas lo son todo, según Perec.
Todo es un todo infinito.
La calma subyace la venida indefectible de la tormenta.
Volaré como un ave al país de los sueños.
Mañana será otro día de descanso.
Día de cumpleaños.
Día de ver a mi sobrina.
Día de ver a mi hija.
Día de entender que toda calma es perenne.
Como un grano de arroz, de mostaza o de mi pierna tan blanca...
Amen todo por mi.
El poder en el viento me llama.

1 comentario:

jlc dijo...

belleza de alma. hermoso poema, gracias!!