martes, 27 de noviembre de 2012

Mi acercamiento personal a Daniel Johnston

En febrero del 2010, partí por segunda vez consecutiva hacia el sur patagónico, mas precisamente hacia El Bolsón, provincia de Río negro.
El verano anterior había pasado por el mismo lugar y ante mi experiencia favorable en dicho lugar quise repetir la aventura. Me aloje en el mismo camping "La chacra", al lado de la ruta 8. Estaba a dos kilómetros, o un poco menos, del centro del pueblo.
Pero yendo a la cuestión que da título a esta entrada, me voy a centrar en contar dicha historia. Una mañana decidí ir a conocer el Hielo azul, que se encuentra muy arriba en la montaña cercana a la cordillera.
Caminé por horas hasta llegar el refugio del Hielo azul, que se encuentra a varios metros por debajo del mismo. El hielo azul es una especie de "iceberg" en medio de la montaña. Todos habían hablado del mismo y como el año anterior solo había ido al "Cajón del azul" que era mucho mas bajo, decidí subir la apuesta e ir mas alto esta vez.
Llegué agotado, exhausto y totalmente sucio y sediento. Un noble hippie del lugar me recibió con una sonrisa, un té y el anuncio de que para pasar la noche ahí debía pagar x cantidad de plata.
El capitalismo había llegado alto en las cumbres cordilleranas.
Me encontraba ahí tirado, con la lengua afuera, rodeado de mochileros de toda índole y lugar del mundo. Franceses arrogantes, canadienses nostálgicos de sus tierras, alemanes, suecos, argentinos y vecinos del barrio. De pronto empecé a prestar atención a la música que sonaba de fondo. Era la voz temblorosa y aguda de un hombre que parecía tener problemas. Le pegaba a las teclas de su piano como un alienado y claro, yo no sabía quien era, pero su música me empezaba a inquietar en medio de la montaña.
La gota que derramó el vaso fue cuando de repente se puso a tocar un tema de los Beatles. Ni mas ni menos que "Got to get you into my life" del disco Revolver. Ahí ya no pude mas. Esa versión cantada lentamente, solo con un piano despojado y triste, casi llorosa, hizo que me levante de mis aposentos y me acerque al flaco que estaba ahí en la barra, cerca del equipo. Sin saber si obtendría una respuesta satisfactoria y casi sin saludar, le dije de una "¿que es esto?". El hippie me miró extrañado. Era medio gordito, tenía la cabeza rapada y solo una coleta la caía por su nuca. Tenía una de esas camisolas largas, bien de hippie. Me dijo un nombre. Daniel Johnston.
Jamás había escuchado hablar de él. ¿Y ese quien es? le pregunté. El hippie sin muchas ganas de explicar me dijo que era un gordo re loco que vivía encerrado en su cuarto y hacía este tipo de canciones desde hace muchos años. Solo se conocían algunas cintas. Grabado todo en baja calidad y en cassette, se había convertido en un músico de culto para otros músicos sobre todo y revalorizado por la escena grunge de los 90s, sobre todo por Kurt Cobain.
Me mostré interesado y le pedí que me contara mas. Me dijo que era un fanático de los Beatles, pero que siempre había tenido problemas psíquicos, sobre todo bipolaridad y otros males de alimentación y depresión.
Me quedé un buen rato mas escuchando su música, pero luego me cansé y salí afuera a respirar el aire fresco. La noche, arriba en la montaña era algo mágico. Nunca había visto tal cantidad de estrellas y sobre todo desde tan cerca.
Al volver a Buenos Aires, entre las anécdotas que le conté a mis padres, mi novia y amigos, también les conté de mi experiencia con Daniel Johnston. Al parecer nadie lo conocía. Sin embargo con el transcurrir de los meses fui descubriendo que varios lo conocían de una película sobre su vida que solían pasar en I-Sat, llamada The devil and Daniel Johnston. Ah si, además el tipo era un ferviente y fanático cristiano, amante de Jesús y temeroso del diablo, el cual podía tomar formas como las amistades.
En mi casa me bajé algunos de sus discos, pero la extrema baja calidad, (que después para algunas bandas indies se convirtió en sello de su pose hipster extrema llamando al género LO FI), me terminó cansando.
Sin embargo rescato un disco, "1990", donde esta esa versión de los Beatles que llamó mi atención, hace tanto tiempo ya y que me trastocó un viaje que se desarrollaba sin novedad.
Conocer y escuchar a Daniel Johnston arriba, en un refugio de montaña, convirtió mi experiencia de descubrir a un artista en algo especial, único y digno de contar en un apartado como este. O no.

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