Los hombres adultos guardamos un niño dentro, y las mujeres una niña, eso no es novedad, pero los hombres tenemos un niño rebelde, y otro costado mas conservador, el de las buenas costumbres, el sentido del deber, y el que analiza según conceptos morales de lo que está bien y esta mal. Pero este pequeño niño que tenemos dentro es la representación del espíritu dionisiaco dentro nuestro, es quien se maneja por sus instintos de lucha y conservación y sobre todo por donde va su deseo.
Los muchachos tenemos muchas veces ganas de estar libres de obligaciones laborales, académicas, o con un hogar, una familia, novia, esposa, hijos, amante, jefes, etc... y estar en medio del barrio, de chico, haraganeando, sin mujeres ni preocupaciones en la cabeza, simplemente pasándola bien, solo o con amigos, que lo secunden uno en aventuras, ya sea en el campo, bosque, por el río, o por el barrio, pero jugando, sin noción del tiempo y básicamente haciendo lo que se le antoja.
Tirar piedras, romper vidrios, jugar a los piratas, indios y vaqueros, policías y ladrones, a la pelota, peleándose a las piñas con otros niños rivales.
Es el Tom Sawyer, el niño rebelde que todos retan por que simplemente hace lo que tiene ganas, y no lo que le obligan y le genera malestar.
Todos tenemos ese niño interior, que muchos mueren de ganas por sacar, pero lo niegan rotundamente, enfrascados en una pose de pseudo madurez, cuando el termino maduro está por demás devaluado, en un mundo donde si algo falta es madurez no solo intelectual, sino espiritual.
Dejemos que ese niño tome la posta de nuestra vida de vez en cuando y seamos mas alegres en medio de la rutina y cotidianeidad. Se espontáneo, hace mas lo que queresa, pasala bien!
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