domingo, 18 de agosto de 2024

Neurosis: Aunque la nombremos, ella siempre está


Existe una especie de idea generalizada, de creencia popular, vox populi, de que nombrar a las cosas por su nombre tiene el poder de exorcizar. Quizás en algunos casos esto pueda pasar, otras veces funciona a medias y en no pocas ocasiones, no funciona para nada. Este último caso pareciera ser el de la propia Neurosis. 

En estos tiempos de vínculos frágiles, difíciles, donde si la otra persona no hace lo que yo espero que haga me alejo, desaparezco porque no me escribió cuando yo lo esperaba, no se comportó como yo con él, no cumplió mis expectativas, no le gusté... En fin, a todos nos pasan estas cosas porque sí, aunque usted no lo crea, el ser humano es intrínsecamente un ser neurótico. Es lo que conlleva vivir en sociedad. Cualquier psicologucho de cuarta que diga lo contrario miente y lo hace descaradamente. Sobre todo muchos psicoanalistas que roban con la idea de "curar la neurosis". Eso no existe, es imposible. Quizás algunos crean en la posibilidad de tan quijotesca tarea, pero la realidad es que es imposible. Para dejar la neurosis per sé, habría que volver a nacer, vivir en una isla desierta y arreglártelas para sobrevivir. (Cosa por otro lado bastante improbable). 

No, las neurosis se pueden trabajar, se pueden quizás morigerar, pero nunca son extirpadas. Porque no se trata de un tumor y de un quiste. La neurosis es parte de nosotros, parte de nuestro ser, parte de nuestra mente que no calla ni siquiera durmiendo. Y no es de extrañar la alienación. El lenguaje mismo nos convirtió en seres ansiosos, deseantes y desesperados, sobre todo por nuestra búsqueda absurda de afecto y amor. Nada más difícil y a la vez necesario para vivir. Nuestra propia naturaleza es contradictoria. Entonces por eso mismo, como podemos pretender no ser seres al borde de la locura. Lo mínimo es que seamos, al menos de base, neuróticos. Van a estar aquellos que dirán que puden controlar sus ansiedades, su intensidad, sus paranoias, sus inseguridades, o sea, sus locuras típicas de neuróticos clásicos. 

Hey vos! Te hablo a vos que venís a chusmear en todas las entradas. A leer. A tratar de comprender. A vos quiero decirte, que no pierdas más el tiempo. Estamos chiflados, vos, yo, él, y todo el resto de la humanidad. No vas a encontrar ningún mensaje privado, nada para decodificar, o quizás si, pero si no te la jugás te quedas ahí, sin hacer nada, y nada va a pasar entonces. Porque como voyeristas no alcanzamos nuestros sueños más decodificados. Si abandonamos el barco no llegaremos a ningún puerto, si preferimos seguir postergando, seguir bloqueando nuestro deseo, obturando nuestros sueños, nos vamos a morir marchitos, sin habernosla jugado un ápice y nada ni nadie nos garantiza de que vayamos a tener otra oportunidad, otra vida, nada. Hasta donde sabemos esto es todo, y después, game over sras y sres. , Entonces, dejemos ya mismo esta paja voyeur, este narcisismo imbécil que nos corroe el alma, esta imbecilidad que nos regodeamos en llamar "nuestro orgullo". Más importante que esa idea ridícula y neurótica es vivir, vivir y vivir. Vivan, vivamos. Movamos ya de acá.   

Todo esto es parte del mismo discurso neurótico que nos sigue cagando la vida, atenazados, con miedo a vivir, esperando un milagro que nunca llegará a menos que lo salgamos a buscar con poderosa vehemencia. 

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