miércoles, 6 de septiembre de 2017

!Barbarita ataca de nuevo!

Atravesando toda manifestación inconsciente del espacio-tiempo y los precipicios atemporales de la mente, se encuentra la vida de los estibadores del imperio galáctico. Seres tan grises y amargados, como sus ancestros de "Tierra madre".
El puerto mas grande de la galaxia es Mardor, un lugar tan saturado de especies de diferentes sistemas, como de extraños negocios de dudosa legalidad.
Y entre aquellos que cargan miles y miles de fardos por día, se encuentra Jordi, un andro marco catalán de diferentes orígenes. Ancestros marcianos, catalanes, androides y algo de algún lugar mas recóndito del universo...
Su labor se encuentra en los "astilleros de espacionaves", zona limítrofe con la ciudad de Mardor, donde se arreglan muchas de las naves que llegan con averías al puerto ubicado en el centro mutante de todas las galaxias.
Jordi conoce muy bien su trabajo y lo hace de veras muy bien. Pero él siente que le falta algo a su vida. Después de todo, la vida es mas que cargar bolsas con repuestos de transistores, bujías, mangueras y cacharros radioactivos. Por eso, este verano, Jordi tiene pensado renunciar a su trabajo ancestral. Quizás recoger algunas cosas que le hagan bien, y salir en la primera nave crucero que encuentre, hacia algún destino incierto, sin rumbo fijo ni dirección a donde ir. !Que el universo lo sorprenda!
Pero las cosas no siempre salen como uno quiere.
!Jordi! lo llama el carasapo de su jefe. !Jordi maldito puñetero! A ver si espabilas cabrón! Necesito que rearmes toda esa jodida nave de la hostia para mañana! Nuestro cliente es muy importante, y es de vital importancia que le des prioridad a este encargo... y joder, tío, deja de volar por la luna de Valencia!
Jordi, complicado y aturdido por las duras palabras de su jefe el carasapo, se metió al baño para descargar su bronca a base de golpes y puñetas. Luego volver al trabajo. Pero ya se enteraría ese jodido carasapo de lo que es bueno. Bastante bien quedaría su navesita.
Luego de tomarse mas de lo correspondiente de descanso, se acercó a la nave en cuestión, y empezó un verdadero desmadre electrónico. Ese cacharro lo dejaría mas inservible que a polizonte en nave ajena. Luego rió pensando en sus ocurrencias que nadie escuchaba por su torpeza y porque nunca había nadie a su alrededor para celebrarlas. Jordi era un verdadero tonto del culo, pero al menos quería salir a conocer mundo, como decía él, o mas bien, recorrer universo.
Ésta sería la última broma infinita y kármica que le jugaría al destino, y luego se borraría de Mardor, huyendo hacia nuevos horizontes.
Dicho y hecho. Una vez terminado el trabajito, Jordi escapó con todo lo que pudo cargar, y se subió al primer transbordador autopropulsado, al infinto y más allá!
Sin embargo, a pocos años luz de haber logrado la libertad de aquel trabajo humanizante, Jordi descubrió que sus implantes biónicos le avisaban que algo estaba mal. Una presencia seudo humana se acercaba a gran velocidad hacia él, y no parecía del tipo amistoso. Entonces, ante esta rebelación, Jordi se preparó como mejor pudo. Se bajó en el planeta X, un planeta tan popular en las leyendas de ciencia ficción, que ya nadie le prestaba atención, y de hecho ahora se encontraba deshabitado, debido también a sus fuertes ráfagas de viento carbónico.
Rápidamente, Jordi se parapetó en un restaurante abandonado, llamado Restaurante del fin del mundo. Para cuando se acercó su perseguidor, Jordi ya había logrado manufacturar un verdadero Golem robótico, para defenderse de su posible agresor. De seguro se trataría del pobre diablo al cual le había jodido la nave por encono con carasapo. Trataría de entenderse con el susodicho o quizás le dejaría para Mr Roboto, su nuevo bebé.
La nave, al parecer ya arreglada por alguno de sus compañero del astillero de espacionaves, traidores a la causa anti esclavista, aterrizó con vehemencia en medio del estacionamiento del viejo restaurante. Jordi, observó, no sin cierto temor, la aparición de su posible enemigo. Quizás podía ser mucho mas poderoso de lo que esperaba, y que Mr Roboto no estuviera a la altura de las circunstancias. Pero lo que encontró saliendo de la nave fue mucho mas perturbador y atemorizante que cualquier cosa que se hubiera imaginado.
!BARBARITA! Sodomizadora intergaláctica de todo hombre, extraterrestre, alien, robot, macho, masculino o ser vivo con un par de cojones. Y a Jordi se le encogieron las bolitas al instante. No había manera de hacer entrar en razón a Barbarita. Lo iba a rebanar en partes iguales y triturarlo con látigos, fustas y cuchillos, como así también con su increíbles miembros musculosos y terrible fuerza.
Jordi, sin dudarlo mandó al ataque a Mr Roboto y acto seguido salió disparando hacia alguna colina. buscando algo que le diera tiempo de preparar una mejor arma.
Guarecido en una antigua cueva, escuchó una lejana explosión. Y luego silencio. Ya estaba dándole los últimos toques a una escopeta de doble caño láser cuando escuchó la voz determinante de Barbarita.
!JORDI! !JORDIIII! BAJÁ CARAJO! SALÍ DE AHÍ Y DA LA CARA CAGÓN! YA VAS A VER LO QUE ES BUENO!
Y mientras decía esto, golpeaba su fusta contra el suelo de polvo. Jordi le rezó a los veintiocho mil dioses del universo, y salió con resignación. Pero, cuando Barbarita se acercaba con su traje de neopreno verde, dispuesta a impartir castigo y sexo aniquilador, Jordi sacó de su espalda su escopeta y disparó su doble cañón laser sobre Barbarita.
Bueno, debo decir que este hubiese sido el final de la heroína espacial devora hombres, si no hubiese sido por dos cuestiones. Primero, que Barbarita tenía puesto su traje anti laser, segundo, que Jordi tenía pésima puntería.
Acto seguido ella se abalanzó sobre él y empezó su ejemplar castigo. En menos de dos segundos Jordi estaba desnudo, boca abajo, sobre una roca y Barbarita fustigando su cuerpecito menudo. La erección de Jordi solo empeoraba la situación, ya que hizo que Barbarita lo dé vuelta como a una media varias veces, sin dejarlo terminar, y cortando de a poco, pedazos inservibles de su cuerpo.
Pero cuando parecía que a Jordi le había llegado el turno de perder algo realmente de valor, llegó Mr Roboto, o lo que quedaba del pobre robot golem, arrastrándose por el polvo del planeta X e informando que se acercaba una tormenta carbónica de tremenda violencia.
Barbarita, desnuda y goteando de sudor y placer, detuvo su ritual sadomasoporno, y observó a lo lejor una gran nube negra acercándose a gran velocidad.
Jordi en el piso, cortado y mutilado por diversas partes le rogó misericordia y le pidió perdón por el chiste de la nave. Le explicó lo de su jefe carasapo y que era un cerdo explotador que nunca daba vacaciones a sus empleados y estibadores. Barbarita cambió su expresión. A ella la movían las causas humanitarias y sentía empatia por los oprimidos. Ella y su especie habían sido oprimidas durante muchos siglos y después de todo, de eso se trataba un poco su labor. Impartir un poco de justicia tardía y de paso cañazo, sentir mucho placer sexual al hacerlo.
Agarró de un brazo aún sano a Jordi y se lo llevó a la rastra hasta su nave.
Bien, vámonos de este estúpido y machista planeta X. Carasapo pagará también por sus fechorías negreras y patriarcales.
Esperá!, dijo Jordi una vez a salvo con Barbarita en su nave, te olvidás de Mr Roboto. Él nos salvó al avisarnos del temporal carbónico. ¿No vas a salvarlo a él?
Barbarita cerró las compuertas mientras el robot se acercaba hacia la nave arrastrándose en el único brazo que le quedaba.
No! yo no salvo robots, no me dan placer. No como los hombres o machitos ridículos como vos. No te preocupes, después de todo no va a sentir nada. Pero vos... no terminé con vos todavía. Ponéte a rezar, porque después de castigar a carasapo, seguimos. Me gustaste, y todavía no termino de castigarte y darte placer aún, chiquitín.
Y la nave se alejó para siempre del planeta X. Jordi consiguió su cometido de salir a conocer mundo y vengarse de carasapo, y Barbarita, bueno... ella siempre se sale con la suya.

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