viernes, 11 de enero de 2013

Mi viejo rincón... de armas

En el mas alejado rincón de mi cuarto, yacen enfundadas mis viejas guitarras.
Como espadas en tiempos de paz, están guardadas, olvidadas, cubiertas de polvo.
La vieja felonía de lo impertérrito, de lo agónico, de aquello que se convirtió en lastre, mora en la esquina mas olvidada de mi habitación.
Nadie las viene a buscar, sola ahí se queda mi Excalibur del rock, mi espada de fuego contra los reaccionarios, sola y triste. Esperando la vuelta de los tiempos de combate nuevamente. La llegada de los viejos buenos tiempos que nunca volverán. De los añorados, años dorados. De las épocas de poder eléctrico, como una sauna de lava destructor de fascistas e infames.

Ahora las miro. Miro mis dos guitarras eléctricas y las veo como ametralladoras de rock, veo mi averiada guitarra acústica como un bufoso sin tambor, miro mi guitarra criolla de viajero como un noble cuchillo de campero, miro mi pandereta, mis bongos, mi charango, mi ukelele, mi cencerro, mis armónicas y mi teclado. Los miro a todos ellos y me doy cuenta que son mis armas pacíficas contra la ignominia, contra el destierro, contra la reacción.
Las miro y pienso... como será que se usaban.
Las miro y pienso... que quizás no falte tanto para que las vuelva a blandir.
Los tiempos cambian. Los malos se avecinan.

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