
jueves, 31 de marzo de 2011
El rock como expresión artística

martes, 29 de marzo de 2011
sábado, 26 de marzo de 2011
The forbidden zone

Son lugares poblados por viejos ratones del tiempo, donde lo fantasmático sobre vuela como en un viejo campo de batalla.
Son lugares donde todo nuestro cuerpo tiembla y nuestro corazón nos pide a gritos que no vayamos.
Son esos lugares donde se resignifica el amor, donde la significación es personal, solo para nosotros.
Son los lugares donde perdimos la batalla.
Algo así como "la zona prohibída" de la película El planeta de los simios.
Un lugar donde se perdieron ya las esperanzas y solo quedar tristeza y desolación.
Como viajero experimentado, uno entonces traza nuevos mapas por donde transitar en la inmensidad.
lunes, 21 de marzo de 2011
Día internacional de la poesía

Hacia los océanos viajamos con barco lento y naufragamos,
Somos los viajeros del cosmos que anidamos tu destino,
nada nos puede faltar mientras seguimos la espada del señor,
y pastores cubren nuestros camino de mimbre,
alisandolo y cambiándolo todo.
Somos caminantes sin caminos que desandamos tu realidad,
Y nada nos falta en el viaje final.
Todo lo demostrado ya fue encontrado y todo lo encontrado habituado,
camino a barbo lento, enfrentamos el viento, y el vientre materno
del cual salimos al encuentro, pasados nuestros temores lejanos y tormentos.
Perdamonos en el sendero bifurcado del amor y construyamos nuestra nido,
cansado llega el viajero y su sombra de vagar y buscar sin sentido el destino.
La noche es calma, la abrazamos finalmente para morir en ella.
Sus brazos son nuestro cobijo, estamos cansados,
cerremos los ojos de una vez.
Somos los viajeros del cosmos que anidamos tu destino,
nada nos puede faltar mientras seguimos la espada del señor,
y pastores cubren nuestros camino de mimbre,
alisandolo y cambiándolo todo.
Somos caminantes sin caminos que desandamos tu realidad,
Y nada nos falta en el viaje final.
Todo lo demostrado ya fue encontrado y todo lo encontrado habituado,
camino a barbo lento, enfrentamos el viento, y el vientre materno
del cual salimos al encuentro, pasados nuestros temores lejanos y tormentos.
Perdamonos en el sendero bifurcado del amor y construyamos nuestra nido,
cansado llega el viajero y su sombra de vagar y buscar sin sentido el destino.
La noche es calma, la abrazamos finalmente para morir en ella.
Sus brazos son nuestro cobijo, estamos cansados,
cerremos los ojos de una vez.
martes, 15 de marzo de 2011
En los campos de Kurushetra

Es la rueda mágica de la agonía y la vida, que gira incesante por nuevos caminos inesperados y del retorno a lo primigenio y primordial.
Vamos al bosque nena, vamos a los campos verdes del amor. Enfrentemos nuestros miedos paralizantes y destruyamos la agonía de lo anterior.
Confrontar con nuestros seres queridos no siempre es algo mezquino e innoble, cuando lo que se pone en juego es algo superior.
El camino de la liberación del sufrimiento es arduo mas no imposible, superate en todo, adoquinado guerrero y levanta las paredes del clamor.
Nada material es imperecedero en esta vida, y sólo tu interior logrará salir victorioso de cualquier mal trago, siempre y cuando tu impecabilidad confíe en su verdadero yo.
Largos senderos de luchas y batallas se abren frente tuyo, pero no por eso uno escapa del campo del honor, refrena tus ansias de poder absoluto y perfección irreal, y concentrate en tus verdaderos y mas nobles instintos y la victoria será total.
No dudes, no temas, no claudiques, enfrentalo todo con tu auténtico valor.
jueves, 10 de marzo de 2011
A carnival tale

LOS NEGROS DE IRALA:
Dicen que allá, donde nace la calle Irala, desde Av Martín Garcia, frente al Parque Lezama, vive una comunidad de negros, muy famosos, que tienen el mote de los famosos "negros de Irala".
Cuenta la leyenda barrial que los primeros habitantes de color de dicha calle vinieron de un pequeño país africano llamado Burundí en la África meridional y que fueron esclavos hasta la liberación, cuando algunos se volvieron a su país de origen y otros se instalaron en lo que hoy es la calle Irala, en el límite de los barrios San Telmo, La boca y Barracas.
Otras teorías dicen que son refugiados senegaleses, que escapando de las guerras fratricidas de su país vinieron a este país buscando la Meca del oro, la cual encontraron finalmente en la calle Irala que en senegalés significa la dorada.
La teoría mas común y popular es que son uruguayos, que vinieron a finales de los ochentas escapando de un mal momento económico y se establecieron en una zona cuasi portuaria como acostumbraban en su Montevideo natal.
Algunos cuentan que entre las varias familias que se asientan en dicha calle porteña, vive un viejo shamán, le dicen "el gran calavera" y es el que oficia las bodas y ceremonias de la pequeña comunidad. Muchos cuentan que en sus años mozos bailaba al frente de la batucada por las calles de la vieja ciudad en Montevideo, con una enorme galera negra, un bastón azul marino muy brillante y una barba blanca postiza hecha de hilo de macrame.
El gran calavera era alto, lungo, flaco y de una tez marrón cobriza, como si viniera del desierto, y sus ojos eran chiquitos y hundidos como si te mirara desde lejos.
Se dice que su apodo es por un viejo rito vudú donde al ser iniciado shamán se le cuelga al "novicio" una pequeña calavera plateada de un collar y al haber sido iniciado de muy joven, ésta le quedaba demasiado grande para su fisonomía juvenil.
También están quienes dicen que simplemente es por su aspecto físico y nada mas, pero estos son los mismos de siempre, carentes de imaginación y alegría.
En aquellas épocas todos eran felices con los carnavales populares y el "gran calavera" siempre era sensación en dichas festividades. Cuando pasaba todos hacían una modesta reverencia, incluso algunos blancos respetuosos. Había quienes daban hasta sus hijos para que los bautizara, aunque esos si son cuentos sin confirmar.
Hubo un tiempo en que los corsos fueron prohibidos y los candombes pasaron a la clandestinidad, en esos tristes años, cuando las risas y aplausos se apagaron, nadie ya se acordó del "gran calavera" y pasó al olvido.
Después de unos años de silencio apareció de nuevo pero estuvo poco tiempo, había quienes no sabían quien era, por el cambio generacional que había acontecido en ese tiempo.
Pero entre los mas grandes su perfil tenía ya talla de mito, entonces fue que en una época en que el Uruguay no andaba muy bien economicamente desapareció de su ciudad de origen y si fue a Buenos Aires. También se manejan los rumores probables de que en realidad acompañó a su sobrina que lo cuidaba, quien consiguió un buen trabajo allí.
De todos modos "el gran calavera" no perdió su peso de mito y personaje barrial, al poco tiempo toda la comunidad afroamericana del calle Irala se ganó la atención de los porteños, poco acostumbrados a ver gente de color y su perfil de viejo shamán no tardó en circular por el arrabal.
Muchos jóvenes "neo hippies" y "rastas" cayeron a lo largo de los últimos veinte años para pedirle al viejo yerbas medicinales y pases mágicos, pero "el gran calavera" no manejaba yuyos ni cosas por el estilo, solo tenía un jarabe hecho de hojas para la tos, que dejaba el aliento un tanto fuerte.
No, la magia del viejo shamán pasaba por otro lado, su gran arte consistía en alegrar todos los carnavales, y no solo los de febrero sino los que hacían de forma mas privada los negros de la calle Irala a lo largo del año, sin que la vecindad se entere de nada.
Su magia era estar ahí, mirar pasar las comparsas, mover su viejo bastón con pequeños sonajeros a los chicos que pasaban cerca a mirarlo y si tenía fuerzas pararse un poquito, ponerse una vieja galera y dar unos pequeños pasos al son de la murga que era donde entonces todos estallaban en aplausos, fotos y reverencias.
Dicen que todavía uno lo puede encontrar para estas épocas de carnaval, por la calle Irala, mirando la comparsa, con sus ojos chiquitos, su rala barba blanca (esta si real), sentando en una silla de mimbre y apoyado en su viejo bastón, rodeado de muchos nietos y sobrinos nietos.
Hay quienes dicen que pasaron por ahí y no sólo no encontraron al viejo shamán, sino que no vieron comparsa alguna ni gente de color, pero la realidad es que la gente cuenta muchas mentiras. Si fueron y no los vieron es por que ahí no estaban, se equivocaron de lugar. Los negros de la calle Irala están, y el viejo "gran calavera" siempre oficia las fiestas, tan cierto como que lo estoy viendo ahora mismo, bailando bajo la luz de la luna.
Fin.
martes, 8 de marzo de 2011
Mujeres... me han estremecido

Sigan haciendolo...
De ustedes depende romper las cadenas, de ustedes depende el cambio, el hombre no cambiará, aunque deba, no es lo importante acá nosotros, lo importante es lo que las mujeres puedan lograr no solo como individuos, sino como parte de la sociedad, en relación a ellas, a nosotros y a todos.
Sigan por el camino de la autovaloración, de la voluntad de poder y de la lucha y saldrán victoriosas y con la frente mucho mas en alto.
Felíz día de la mujer!
A todas...
lunes, 7 de marzo de 2011
El arte de ensoñar

Muchos son los conceptos y experiencias que se narran a lo largo de los libros de Castaneda como para escribir algo general en una entrada de blog.
Hoy nos quedamos con la idea de "el arte de ensoñar". Este deseo de hablar de esto surgió luego de días sin saber que escribir en el blog, cuando de repente esta semana empecé con sueños que recordaba al otro día, sueños muy vividos que culminaron con el último que tuve esta noche.
No soñé que volaba o que me miraba las manos en el sueño, no, el sueño mas bien tiene que ver con mi historia personal, con una persona importante en mi vida, que de pronto volvió como si no hubiera pasado nada y fuimos fundidos en una sola persona. Un sueño por demás extraño, sobre todo teniendo en cuenta que yo en mi interior había determinado romper relaciones diplomáticas para siempre con tal persona y de pronto el sueño me juega esta jugarreta mental.
La cuestión es toda la historia que rodea esta relación, y sobre todo el hecho de que el sueño tuvo tanta lucidez, fue tan vivido que estaba lleno de energía, era realmente encontrarse en un mundo paralelo. Sentía el viento, la respiración fuerte, el pesar que me causaba la conversación, la opresión en el pecho y la sensación final de bienestar.
Todo sucedió en pocos segundos, sin embargo para mi fue un viaje de semanas, meses, años.
El arte de ensoñar nos puede traer viejos fantasmas a nuestra vida, cosas no resueltas que nosotros podemos entonces resolver con nuestra energía personal de modo mas simple y efectivo que lo haríamos en el estado de "vigilia".
Ahora si siento que realmente mi camino puede seguir su ruta sin pesar, sin renunciamientos, sin una pesada mochila sobre mis hombros. Las cosas se resolvieron entre nosotros en el otro mundo del ensoñar y las cosas sus su cauce normal en aquel mundo. En este yo me liberé de un gran peso emocional y anímico.
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