jueves, 26 de septiembre de 2019

33/6 canciones por minuto



4*

Hubo un tiempo que fui hermoso... Todos lo fuimos alguna vez y en cambio ahora, ¿que somos? ¿que nos queda? La vejez, el deterioro, las canas y la dureza muscular. Bueno, por ahí exagero un poco.
A Sui generis lo escucho, junto con la gran mayoría de bandas en mi año de despertar musical, 1997. Sin embargo, no sería hasta el año 2000 que explotaría en mi su magia. Banda adolescente iniciatica par excellence, Sui supo cooptar y entender esa edad del pavo de la sociedad argentina desde los setentas hasta mismo hoy día. Quizás ese sea su mayor logro, cosa que no es poco.
Es cierto que como dijeron por ahí a Sui Generis se le perdonan muchas desafinaciones, pero por que? quizás por lo mencionado antes. Queremos demasiado a Sui para demolerlo tan fácil. Sui nos dio todo en algún momento de nuestra adolescencia doliente. Cuando nos enamorábamos y no nos correspondían, cuando odiábamos a nuestros padres, cuando nos peleábamos con nuestros amigos, cuando nos llenábamos de granos y nos sentíamos horribles, etc. Allí estuvo este dúo de Charly Garcia y Nito Mestre, acompañando, haciendonos llorar, en fin, musicalizando aquella dura etapa.
Por aquel tiempo había visto en canal 13 a la medianoche la película La noche de los lápices de Olivera. Yo tendría quince o dieciseis años, o sea... la edad de los protagonistas de la peli. Bueno, no me voy a poner a hablar del tema porque ya muchos lo conocen y el que no, para eso existe internet.
La cuestión es que en una parte dos de los adolescentes en cautiverio se ponen a cantar Rasguña las piedras. La chica es la que está más dañada por la tortura y el pibe le canta, llorar, se abrazan a través de ese muro que los separaba. Esa escena es la mejor de la película. Esa escena me marcó más aún que las escenas de torturas, etc. Por que me mostró no solo una realidad de mi país que muchos otros prefieren obviar o relativizar. Es más fácil siempre echarle la culpa a otros que hacernos cargo de nuestra propia responsabilidad como sociedad de que fuimos cómplices del horror.
Desde ese día tengo una posición clara respecto del lado donde me paro. Algunos pensaran que no todo es una cosa u otra. Claro, puede haber muchas cuadras, muchas veredas, pero siempre está la vereda de enfrente y solo hay que saber donde hay que pararse con ciertas cosas que simplemente son básicas.
Rasguña las piedras sigue siendo un tema que me pone la piel de gallina ya que me quedó seteado a todo el horror vivido en mi país en los stentas. Ya sé, la canción es un poco anterior al golpe y habla de otra cosa. Del amor, de crecer, etc, en fin... cosas que también duelen, hasta hoy.

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