martes, 10 de septiembre de 2019

33 canciones por minuto



24) Año 2001. Poco antes de que nos mudáramos al barrio de Almagro con mi familia, me había obsesionado con una banda. Black Sabbath y con un disco en particular Sabotage de 1975.
Si bien, a la banda ya había llegado dos o tres años antes (Paranoid fue el primer cd que me compré en el afamado y viejo Parque Rivadavia) fue con este disco que me hice fan de la banda y es un fanatismo que me duró varios años. Y aún hoy la banda me gusta más que otras por las cuales también fuí fan como AC/DC por ejemplo.
(De hecho, fue la última banda que fui a ver a un gran recital en el 2013).
Yo estaba en cuarto año del secundario y me sentía harto del colegio, harto de levantarme a la mañana temprano, harto de estudiar, harto de lidiar con compañeros idiotas o profesores insensibles. Harto de no poder dar curso a mis amoríos imposibles.
Este disco, el sexto de la banda, funcionó como una especie de moladora que me taladró la cabeza dandome fuerzas para seguir. De a poco empecé a dejar el rock cabeza o barrial de La Renga o Ac/Dc y me sumergí en las oscuridades de bandas como Sabbath o The Stooges.
Sympton of the universe es una de esas canciones con las cuales quería salir a romper todo, dando cauce a todas mis frustraciones adolescentes. Proto trash antes de que exista el proto trash,
Megalomanía era una canción oscura, de tinte diabólico al mejor estilo White Zombie, pero con un estilo un poco más operístico. De hecho el librito del cd alineaba Sabotage con A night at the Ópera de Queen como discos primos hermanos. Y al poco tiempo andaría escuchando el famoso disco de Queen con iguales ganas.
Sin embargo es The Thrill of it all el tema que por excelencia me hace acordar ese invierno del 2001 previo a la crisis de gobernabilidad del gobierno de la Alianza.
No sé porque, pero así es.

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