viernes, 20 de septiembre de 2019

33 canciones por minuto



33) Los últimos serán los primeros, oh sí nena. Porque la última canción de esta selección fue LA canción que abrió mis sentidos a musicofília, a la melomanía, a la luna.
Recién comenzaba la secundaria a inicios de 1997, cuando una tarde en nuestra casa de los suburbios porteños tuve una especie de insight musical o delitae musicae.
Haciendo las cosas que uno hace para no hacer las cosas que uno debe hacer (los famosos deberes), recordé una melodía de aquellas que sonaban en casa con los vinilos de mi viejo. Pero esa tarde mi viejo no estaba. Mi hermano tampoco. Mi vieja, si. Me acerque a mi progenitora y le pregunté como se pregunta a una madre universal: Che vieja,  de quien es esta canción... (y tararee la melodía).
"...en el hospicio, algo... agua, sol y pan..."
La respuesta de aquella madre universal no se hizo esperar. Fermín de Almendra, el disco que tiene una especie de payaso triste en la tapa, con una sopapa en la cabeza. Lo busqué sin sosiego. El disco estaba allí.
Busqué la canción llamada Fermín (un nombre que me pareció tan ridículo como llamativo). Clave la aguja en el track en cuestión y si bien no es el mejor tema del disco, por primera vez sentí ese alivio especial que encontrás cuando tenes una canción en la cabeza y finalmente te acordás cual es y la escuchás con sumo placer y deleite. Aunque eso sería como el sexo, la previa, o sea, no saber que canción es, también es placentero... y quizás más que agotar la escucha de una canción. La expectativa, la mejor parte.
Luego, esa tarde me colgaría escuchando todo el disco del cual me haría fan. Muchacha ojos de papel es otro tema que marcó esa adolescencia primigenia. Figuración, Color humano, Que el viento borró tus manos, A estos hombres tristes. Todo el arte de tapa era maravilloso con los dibujitos y símbolos. El combo me gustó más aún que el tema por el cual llegué. Después escuché el segundo de Almendra, luego encontré Pescado, Invisible, Jade y por último todo Spinetta solista. Todo un mundo musical y poético por descubrir del cual quedaría atrapado para siempre (de hecho para fin de año iría a mi primer recital que fue de Spinetta y los socios del desierto en el Gran Rex). Pero aunque Fermín terminara oscurecido por un montón de otras canciones mejores, quien le quita a Fermín haber sido la llave para una puerta llena de música de la cual nunca volví. Nadie.

Pd: Por estos días se cumplen 50 años de la grabación del afamado primer álbum histórico de Almendra. Salud!

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