miércoles, 25 de septiembre de 2019

33/6 canciones por minuto



3*
Confieso que me iba a poner a hablar de un tema que me hacía acordar un poco al año 2016, en este afán por abarcarlo todo y no repetir épocas, pero creo que descarté la idea porque uno por algo en determinadas épocas de su vida, baña de sentido y libido a ciertos temas y no a otros. Y si bien Jessica de los Allman Brothers, es un temazo mas que digno de mención, el hecho de hacerme acordar a ese pésimo año solo para cubrir un período más cercano en el tiempo me parece forzado y fútil.
Así que decidí volver a las ROOTS de mi educación musical sentimental y hablar de un tema tan clishé y gastado como a la vez importante en mi vida. Estoy hablando ni más ni menos que de Light my fire de The Doors. Y claro, una canción así solo puede generar dos cosas, o un rechazo absoluto o la total entrega. Difícil no tomar posición con un tema de estas características.
Creo que fue por el año '98, en pleno auge de mi apertura sensorial al sonido cuando la escuché por primera vez. Si mal no recuerdo, fue escuchando la radio (la Rock & Pop) y dije, OK, acá hay algo.
Esos teclados estridentes, el solo lisérgico de la viola en la mitad del tema, la bata ajustada y sobre todo la voz de Morrison, que hacia el final de la canción hace su gracia característica, o sea se enoja, pudre la voz, grita. El Morrison que amamos está ahí ya. Ese es señores. Es lo que hay. Tómalo o déjalo. Mi hermano, por esa misma optó por dejarlo. Morrison le parecía un bocón desmesurado, agrandado, pedante y pretencioso con su estilo poético. En fin, cada cual con lo suyo.
Luego de esta primera escucha vinieron las segundas y las terceras. ¿El medio? El Playland de Flores donde íbamos a jugar a los fichines con los pibes del colegio Fernando Fader. Al fondo, tras los Pacmans y Tetris fuera de uso, había una especie de espacio o descanso con bancos y a un costado, una enorme y preciosa rocola. Claro, mis compas estaban en pleno proceso de descubrimiento punk rocker asi que por su lado sonaba Attaque 77, 2 minutos, Ramones y demás... Yo por mi parte clavé Light my fire, porque en mi casa nadie escuchaba a los Doors, así que era casi el único lugar donde podía disfrutar del extraño cuarteto de Los Ángeles. Mis compañeros quedaron confundidos ante ese sonido ácido y estridente, tan propio de la época hippie. No faltó el que soltara el comentario despectivo, sin embargo y para mi total sorpresa, nadie se burló del tema o la banda. Como dije antes, algo había ahí y si bien, con el tiempo descubriría el resto de sus canciones (primero con un cassette de Greatest hits que me prestó un amigo de la primaria) y luego comprándome sus seis discos clásicos y algunos en Vivo y rarezas, el tema que inició todo fue ni más ni menos que su hit número uno y me alegro de que así haya sido.
Creo que también el verano '98/'99 fue marcado (junto con Creedence) por la música de aquella tremenda banda. Tal fue mi creciente fanatismo por la banda que en poco tiempo me vi la película de Oliver Stone (a la cual debo reconocer que odié), me compre una remera batik (que amé mientras duró) con la cara de Jim, conseguí el librito de poesías "Una plegaria americana" y algunas pocas cosas más. Definitivamente, una banda con su halo de mística bastante especial. 

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