martes, 17 de septiembre de 2019

33 canciones por minuto



30) "Yo no sé lo que me pasa cuando estoy con vos, me hipnotiza tu sonrisa, me desarma tu mirada y  de mi no queda nada, me derrito como un hielo al sol"...
Corazón es una canción de Los autenticos decadentes medio cumbiera de mediados de los noventas y la primera vez que la escuché fue en 1996. Estaba en séptimo grado de la primaria y había una chica de sexto (turno tarde) que amaba esa canción y yo a ella. Fue mi "primer amor".
Es muy difícil tratar de explicar las cosas que este tema me genera aún hoy, porque si bien no es un tema que ame o me traiga buenos recuerdos en sí, en todo caso es una canción que me recuerda la primera vez que rompieron mi corazón y oh! casualidad, el tema se llama Corazón.
Íbamos al mismo grupo Scout del barrio. Al mismo colegio. Vivíamos en el mismo barrio. Me la crucé en un baile del colegio (no era el del Encanto bajo el océano pero casi). Se acercó a saludarme y yo respondí con suma timidez. La invité a bailar y la pasamos súper bien. Por aquellos tiempos, los lentos eran parte esencial de aquellos eventos rítmicos y sociales para chicos.
Nos abrazamos y besamos en la pista de baile por primera vez. Le pregunté si quería ser mi novia y asintió con la cabeza. Después la perdí entre el mar de gente. La busqué desesperado pero solo me encontré con mis compañeros de curso que me miraban con sonrisas cómplices. Esa noche no la volví a ver y ni siquiera tenía su teléfono de línea.
Poco después me la encontré en el grupo scout y parecía no darse mucho por aludida. Al salir le pregunté como estaba y me dijo que bien. Caminamos por el barrio en silencio algunas cuadras y en la puerta de su edificio nos despedimos con un beso. No sabía que hacer con ella o que decirle. (Hoy tampoco sabría).
En la semana nos cruzamos por el barrio de casualidad. Yo iba con un amigo que la invitó a su casa. Fuimos los tres. Mi amigo se excuso con una tontería y desde su cuarto puso el tema. Ella se volvio loca y chapamos como dos pre adolescentes alocados. Yo sentía que mi corazón iba a explotar por los latidos, pero no. Luego mi amigo volvió con tres vasos de soda y los tres los bajamos con una sed inextinguible. Nos pasamos los teléfonos y nos empezamos a llamar todas las noches. Cuando me llamaba mis padres me pasaban el tubo con una sonrisa condescendiente y odiosa. Para mí, todo el asunto era serio, muy serio.
Al poco tiempo salimos de campamento con el grupo y a mí me costaba horrores acercarme a ella adelante de todos los demás. Ella lo notó y no pareció gustarle eso. Además, había otros chicos que se le acercaban a hablarle y ella me miraba buscando mi reacción. Yo estaba paralizado. Esa primera tarde de aquel campamente de fin de semana alguien puso la radio y entonces sonó el "tema del momento", mientras todos estábamos al alrededor del fogón. Cuando la canción decía... "vivo dando vueltas a tu alrededor, como un perro abandonado que en la calle se quedó" me fui a su lado y le di vueltas. Ella se mató de risa e hizo lo mismo. Luego, al regreso, volvimos sentados juntos en el tren, comiendo unas galletitas Frutigran que llevé y dándonos besitos moderados para que no nos retaran. Sus labios erán cálidos y suaves, muy suaves.
Seguimos un tiempito más así, pero yo seguía sin poder ponerme a su lado como esperaba.
Hasta que en el siguiente campamento, ante esa imposibilidad mía, ella terminó por acercarse a otro chico que la cortejaba bien. Yo me hice a un lado de todo el asunto y eso fue todo. Lloré por los rincones desconsolado y ella se apenó, pero no pudo hacer nada al respecto. ¿Que podía hacer?
Al volver a Buenos Aires, lloraba como un condenado hasta que un día decidí reconquistarla. Fui al kiosco del barrio y le compré una caja de caramelos con forma de corazón, pero cuando tuve la intención de dárselo la vi por el barrio, en la compañía de otro chico nuevo. Me escondí y una vez que pasaron, arrojé el corazón en el primer tacho de basura que encontré.

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