Se hacía llamar a si mismo el "Ferchu love", estaba su amigo, primo del jefe, el "Pocho", todos de Caballito, hinchas de Ferro, pibes de barrio, amantes del reggae y la electrónica. El apodo que me gané por esos años estuvo a la altura la "Chantoisa" o en su defecto "Carminska", en clara alusión a mi nombre y apellido. No me molestaba en lo mas mínimo. Nunca fue del tipo de persona al que se le pega un apodo. Muchos lo han intentado pero ninguno prosperó. Desde la primaria hasta hoy día tuve apodos tan ridículos y extraños como Jaime, Jason, Gonzo, Shaggy, etc, pero creo que recién los apodos de mi nuevo trabajo tenían un condimento de originalidad y sin malignidad que yo podía apreciar.
Al Pocho no lo veía mucho, porque al toque que empecé lo pasaron de la oficina a un punto de venta, pero Ferchu Love, que era el antiguo cadete, estaba ahí siempre, encargándose de hacer pedidos de equipos y otras cuestiones de logística pura. Me llevaba casi dos años, tenía muchos tatuajes y una gorra que guardaba unas mechas con prominentes canas. Nos llevamos bien casi de inmediato. Éramos los dos muy melómanos y cinéfilos y compartíamos largas charlas sobre directores, películas, actores, músicos, bandas de rock, y música en general. De él conocí muchas bandas de reggae, flamenco y mucho rock uruguayo. No era uruguayo, pero era uno de esos "yoruguas lover's" que andan pululando por el ambiente rockanrolero.
Nuestra relación consistía básicamente en que él, me avisara entre las nueve y las diez para que fuera o no al barrio de Paternal donde estaba el depósito de Claro, para ir a retirar un pedido de equipos y llevarlos a la oficina del centro. La operativa funcionó igual y sin contratiempos casi desde que ingresé a finales del 2007 hasta principios del 2012 que dejé de trabajar ahí. Pero no nos adelantemos. Pasó mucha agua bajo el puente antes de llegar a nuestro desatino final.
Con el barrio de la Paternal se me unieron grandes lazos, pasé casi cinco años viviendo todas mis mañanas por el barrio del carpo. Siempre con el 105 o 146, llegaba hasta el lugar escuchando música, ahora había dejado el discman y me había modernizado con un reproductor de mp3. La operación era simple, llegaba, me anunciaba con los de seguridad que venía de Comunicaciones del ..., y luego ellos avisaban a los pibes del depósito y esperaba a que me preparan el pedido. A veces me daba tiempo de salir y comprarme algo en el kiosco para desayunar, a veces me fumaba un pucho, a veces no había nada para retirar o era algo muy chiquito, por lo cual debía volverme en bondi, si el pedido era grande pedía un taxi a radio taxi aló. A veces tuve que esperar mas al taxi que al pedido. He llegado a esperar pedidos por tres a cuatro horas, pero por lo general entregaban los pedidos en un lapso de media a una hora.
Al principio sufría tener que ir para Paternal, pero luego, en determinado momento que no recuerdo bien cual fue, todas las mañanas fueron iguales, como decían Pappo, y me sumergí en un piloto automático.
De a poco empezaba el largo proceso de achatamiento y automatismo.
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